¿Qué se siente?
Durante muchos años, 17 para ser exactos, ocupé el cargo de Juez, primero en una sala civil de Santiago y luego en el Tribunal Superior de Tierras del Departamento Este. Luego de todos esos años, decidí que había llegado la hora de buscar otros rumbos profesionales y personales. Así lo expresé en mi carta de renuncia, dirigida al Consejo del Poder Judicial, en fecha 6 de abril de 2015, con efectividad el 1 de mayo.
En fin, que el día 5 de mayo me reintegré al ejercicio de la profesión de abogado; al día siguiente, me tocó subir a audiencia por primera vez, “del otro lado”. Desde ese entonces, la pregunta que más me han hecho, propios y extraños es: ¿qué se siente? Me la han hecho mis padres, hermanos, amigos, colegas, alumnos y hasta desconocidos.
Para no desentonar con la moda de publicarlo todo en las redes sociales, he colgado algunas fotos de mi “nueva vida”; el número de likes queda como testimonio evidente de la curiosidad de mis amigos virtuales. Y es que, durante todos esos años, se me asociaba con el estrado, con la toga de Juez. Mi profesor, amigo y colega José Luis Taveras me dijo, cuando le hice partícipe de mi decisión: “pero si usted es un hombre de mallete”, como queriendo decir que no me veía en otro lado del estrado que no fuera el de administrador de justicia.
Mi respuesta a la cuestionante plasmada en el encabezado de este artículo seguramente habrá sorprendido a más de uno: nada especial. Desde antes de renunciar, comencé a mentalizarme, a tomar conciencia de que ya no sería juez sino abogado en ejercicio, y por lo tanto, mi manera de pensar también tenía que variar en consecuencia o, para estar en la onda, tenía que cambiar el chip.
La transición la ha facilitado el lugar que escogí para retornar al ejercicio profesional: la firma Estrella & Tupete, Abogados, donde me he encontrado con la particularidad de que todos los abogados, empezando por el Socio Gerente, han sido mis alumnos. Por eso, muchos me llaman profesor, apelativo que no me desagrada, y me he sentido querido, respetado y bienvenido desde mi llegada.
De lo que relato hace solo dos meses y poquitos días, aunque parece como si fuera hace años. Quizás cuando cumpla 17 años de mi nuevo inicio en el ejercicio, esté en condiciones de dar una mejor respuesta a la pregunta que da título a esta breve reflexión: ¿qué se siente?