Panorama económico nacional: ¿estamos viendo “the bigger picture”?
Hoy por hoy resulta imperativo mantenernos actualizados analizando el panorama de la República Dominicana y las proyecciones hacia fin del año 2020. En esta ocasión, incorporando información estadística proveniente de organismos nacionales e internacionales hemos evaluado los efectos de la pandemia en distintos matices.
La República Dominicana ha disfrutado de un fuerte crecimiento económico en los últimos años, con un promedio de 6.3 % anual –según el Banco Mundial–, impulsado por una sólida demanda interna, que nos convierte en la economía de más rápido crecimiento de América Latina y el Caribe.
Como resultado de las circunstancias de emergencia sanitaria internacional, provocada por el nuevo coronavirus (COVID-19), fue motivada la declaración del estado de emergencia por el Poder Ejecutivo en el Decreto número 134-20, de fecha 19 de marzo de 2020, con la autorización previa otorgada por el Congreso Nacional, a partir de la cual, nos hemos visto en la necesidad de restringir las operaciones comerciales que nos ocupan.
Ante esta situación, el sector público ha respondido mediante el otorgamiento de facilidades de regularización para contribuyentes sin cobro de penalidades, prórrogas en el pago de obligaciones fiscales, extensiones de fechas límites de pago, exenciones de pago de impuestos mensuales como el anticipo al Impuesto sobre la Renta (ISR) y programas nacionales de apoyo a los trabajadores –de manera transitoria– mediante el Fondo de Asistencia Solidaria al Empleado (FASE), el sistema de apoyo “Quédate en casa” y el recién anunciado programa “Pa’ ti”, dirigido a los trabajadores independientes.
En ese orden de ideas, muchas de las medidas económicas adoptadas por el Gobierno dominicano se derivan de programas internacionales de apoyo a economías en desarrollo, como las operaciones de recompra (Repurchase Agreements) o “REPOS”, emitidos por la Reserva Federal de los Estados Unidos, cuyo objetivo es facilitar la liquidez y el flujo de crédito hacia las empresas mediante instituciones financieras locales.
El Banco Central de la República Dominicana ha puesto a disposición de nuestro mercado REPOS entre 31 y 90 días (renovables por 1 año) a una tasa de interés de un cinco por ciento (5 %) anual, utilizando como garantía títulos de deuda pública y del Banco Central. Originalmente, contábamos con unos 30 mil millones de pesos dominicanos a través de esta facilidad de liquidez, ampliándose posteriormente este monto hasta 50 mil millones. A finales de abril, se habían canalizado a las entidades de intermediación financiera unos 37,400 millones de pesos, solo a través de este mecanismo de REPOS en moneda nacional. Así mismo, se han colocado más de 500 millones de dólares estadounidenses, con fin de generar liquidez en moneda extranjera, utilizando como garantía títulos del Ministerio de Hacienda. Las entidades financieras podrán acceder a estas facilidades, pudiendo ser renovadas mientras persistan las condiciones de incertidumbre.
En adición a esto, organismos internacionales como la Asociación Internacional de Fomento del Banco Mundial (AIF), junto al Fondo Monetario Internacional (FMI), han tomado la iniciativa de suspender –a partir del 1 de mayo de 2020–, los pagos de deuda internacional a países como el nuestro, con la finalidad de brindar apoyo financiero adicional y ayudar al combate de la pandemia del COVID-19.
El Grupo del Banco Mundial está tomando medidas amplias y firmes para ayudar a los países en desarrollo a fortalecer su respuesta ante la pandemia, mejorar la vigilancia sanitaria y las intervenciones de salud pública, y ayudar al sector privado a mantener sus operaciones y los puestos de trabajo. Proporcionará hasta US$160,000 millones en apoyo financiero durante los próximos 15 meses para proteger a los pobres y vulnerables, respaldar las empresas y afianzar la recuperación económica.
Según el Banco Mundial, la llegada de remesas a América Latina y el Caribe creció un 7.4 % durante el año 2019 y alcanzó los US$96,000 millones. Ante la actual situación se ha pronosticado una caída de aproximadamente un veinte por ciento (20 %) a nivel mundial; sin embargo, se están implementando con rapidez amplias medidas para garantizar que se mantengan abiertos los canales de las remesas y mitigar el pronóstico antes mencionado, favoreciendo a países como el nuestro, donde esta partida constituye una fuente vital para la economía.
Incluso con esta merma, se espera que los flujos de remesas cobren aún más importancia como fuente de financiamiento y se estima que, en 2021, las remesas se recuperarán y aumentarán aproximadamente un 5.6 %.
Según el informe “La economía en tiempos de COVID-19” emitido por el Banco Mundial, se explica que el sector financiero de nuestro país está bien capitalizado, y se prevé que el déficit en cuenta corriente se reduzca a medida que la fuerte contracción de las importaciones compense las caídas de las remesas, el turismo y otras exportaciones.
En términos generales, para el proceso de desarrollo de nuevos proyectos en nuestro país, será necesario establecer mecanismos firmes para garantizar que la adquisición y gestión de los activos sea eficiente en todas sus partidas. Idealmente, una respuesta de futuro a la crisis debería ir más allá de abordar las necesidades inmediatas y trazar el camino hacia una recuperación fuerte y sostenible. De este modo, aprovechar indicadores como aumento en la demanda de servicios, oportunidad de reestructuración de deuda, mediante facilidades financieras, y brechas provocadas por la volatilidad de los mercados.
Así las cosas, las medidas de emergencia bien definidas son un paso en dicha dirección. Proteger las fuentes estratégicas de empleo y gestionar los activos de manera profesional ayudará a impulsar el bienestar de su entidad comercial. Sin embargo, a pesar de los desafíos urgentes, es necesaria una visión de largo plazo. Debemos apostar a la recuperación de agendas de desarrollo e implementación de buenas prácticas, con el empleo y la transformación económica como pilares fundamentales.