Despertando el potencial turístico: una mirada legal a las joyas escondidas de la República Dominicana
La República Dominicana, tierra de contrastes y riqueza cultural, se presenta como un faro turístico que destaca no solo sus playas paradisíacas, sino también su vasto patrimonio histórico y atractivas joyas escondidas. Con una conjugación entre la legalidad y el potencial turístico que armoniza el presente y el futuro de destinos que aguardan a ser descubiertos, la Ley No. 158-01 de Fomento al Desarrollo Turístico ha forjado un marco legal que ha propulsado el movimiento turístico hacia nuevas alturas. Este engranaje jurídico ha demostrado ser una piedra angular para el florecimiento de la industria, llevando al país a lograr hitos impresionantes y trazando así un camino hacia un horizonte turístico aún más prometedor.
La Ley No. 158-01 de Fomento al Desarrollo Turístico y sus modificaciones ha surgido como un catalizador fundamental para la transformación de regiones menos exploradas en auténticos tesoros turísticos. Este marco legal ha tenido un impacto significativo al proporcionar incentivos y facilitar la inversión en áreas de bajo desarrollo turístico, contribuyendo así a diversificar las ofertas y concluir el año 2023 con la asombrosa cifra de 10 millones de turistas recibidos en este año. La legislación no sólo ha estimulado la inversión privada, sino que también ha impulsado el crecimiento económico local y la generación de alrededor de 620,000 empleos directos en este sector, como beneficios tangibles para las comunidades que albergan los proyectos.
La legislación ha sido un impulsor clave de beneficios significativos para el sector, como la exención del Impuesto sobre la Renta, permitiéndoles deducir el monto de sus inversiones y aplicando la amortización anualmente. Además, exime impuestos nacionales y municipales relacionados con la construcción, la constitución de sociedades, la transferencia de derechos inmobiliarios, la importación de maquinarias y equipos, entre otros. Esta exención no solo estimula la inversión, sino que también eleva la calidad de los productos turísticos, consolidando así el papel crucial de la legislación en el florecimiento sostenible del turismo en la República Dominicana.
En particular, zonas con un potencial turístico inexplorado se han convertido en enfoques estratégicos para los inversionistas, tanto nacionales como internacionales. La aplicación de la ley ha allanado el camino para el desarrollo de infraestructuras turísticas en estas áreas que proporcionan una plataforma idónea para la creación de proyectos hoteleros de alta calidad que aprovechan la belleza natural y cultural del país.
Dos ejemplos destacados de este fenómeno son los hoteles Super 8 by Wyndham Manzanillo y Wyndham Garden El Morro Montecristi, ambos erigidos en la provincia montecristeña. Estos establecimientos han sabido capitalizar la riqueza de la región en la que se ubican. Manzanillo, con su encanto costero y autenticidad cultural ha atraído a viajeros en busca de experiencias auténticas lejos de las rutas turísticas convencionales. Y el municipio de Montecristi, con su belleza natural y su historia única ha emergido como un destino turístico en ascenso. Ambos hoteles han contribuido no solo al crecimiento económico de esta región sino también a la conservación y la promoción de sus atractivos naturales y culturales, generando así un círculo virtuoso de desarrollo sostenible para este destino.
Dada la necesidad imperante de ir más allá de los límites establecidos por la Ley 158-01 se presentan propuestas destinadas a impulsar la inversión en regiones con bajo desarrollo turístico, centrándose especialmente en la sostenibilidad y la preservación ambiental. Este enfoque individualizado podría extenderse a proyectos específicos que abracen el ecoturismo y la conservación del medioambiente, el cual podría incluir exenciones fiscales sobre la propiedad, ingresos y ganancias de capital, no solo proporcionando un estímulo financiero considerable sino también creando una ventaja competitiva atractiva para los inversionistas comprometidos con prácticas turísticas sostenibles. Así, la meta es fomentar la creación de proyectos turísticos que no solo generen beneficios económicos, sino que también contribuyan activamente a la conservación de la biodiversidad y al bienestar ambiental que tanto suman al sector.
Además de los notables avances logrados, es imperativo proyectar una visión turística especializada, orientada hacia nichos particulares como el turismo ecológico, cultural o de aventura. Este enfoque estratégico implica una adaptación de regulaciones y la implementación de programas de incentivos diseñados a medida, con el objetivo de atraer inversiones especializadas y fomentar una diversificación turística sostenible, que no solo simplifica los procesos para los inversionistas, sino que también facilita la creación de experiencias turísticas únicas que se alineen con las características distintivas de cada región.
La participación activa de las comunidades locales se erige como un pilar fundamental en la construcción de un turismo sostenible y equitativo en la República Dominicana. La legislación turística debe incorporar mecanismos que fomenten la participación ciudadana en la toma de decisiones relacionadas con el desarrollo turístico, creando comités consultivos que incluyan representantes de la comunidad y expertos en sostenibilidad para asegurar que los proyectos turísticos respeten las tradiciones locales y promuevan la inclusión social.
De igual manera, la legislación podría contemplar incentivos específicos para proyectos turísticos que incorporen programas de responsabilidad social empresarial (RSE) en colaboración con las comunidades locales, abordando áreas como la capacitación laboral y la preservación de la cultura autóctona. Establecer un marco legal que promueva activamente la participación de la comunidad y la responsabilidad social podría fortalecer los lazos entre la industria turística y las comunidades, garantizando un impacto positivo a largo plazo en el desarrollo sostenible de las regiones turísticas emergentes.
En paralelo, se aboga por el establecimiento de programas colaborativos que equitativamente compartan riesgos y beneficios entre el sector público y privado. Esta colaboración estratégica no solo busca generar un entorno propicio para la inversión, sino también garantizar seguridad y estabilidad a los inversionistas que contribuyen a la diversificación de la oferta turística. Así como se aboga por la necesidad de conexiones de transporte eficientes para facilitar el acceso aéreo y terrestre a estas áreas. Por tanto, incentivar la inversión en infraestructuras se presenta como un elemento clave para atraer tanto a turistas como a inversionistas a zonas de poco desarrollo.
Resulta igualmente imperativo considerar la interacción de otras leyes clave que salvaguardan el rico patrimonio cultural y natural del país, como es el caso de la Ley No. 318 de Patrimonio Cultural de la Nación, la cual desempeña un papel crucial al proteger estructuras históricas y monumentos. La adaptación de esta ley puede incluir incentivos fiscales específicos para la restauración y la conservación de monumentos históricos, fomentando la inversión privada en proyectos turísticos que abracen la riqueza del patrimonio arquitectónico dominicano.
De igual forma, las regulaciones para la protección del patrimonio cultural inmaterial se perfilan como una herramienta esencial para respaldar el turismo sostenible. Al ser ajustadas al fin descrito, pueden incorporar disposiciones que fomenten la documentación y la preservación de las tradiciones culturales locales, así como la participación activa de las comunidades en la gestión de su patrimonio inmaterial. Esto no solo garantizaría beneficios económicos, sino que también contribuiría a la continuidad cultural.
Ciertamente, la República Dominicana, con su diversidad cultural, histórica y natural se presenta como un país con vasto potencial turístico por explorar y explotar. Regiones como Montecristi, Pedernales y Barahona guardan grandes posibilidades para proyectos turísticos significativos. A pesar de los notables logros propiciados por la Ley No. 158-01 que ha llevado al país a alcanzar hitos impresionantes, es crucial reconocer que aún queda mucho terreno por descubrir y desarrollar.
Esta legislación ha sido fundamental, pero su evolución contínua es esencial para enfrentar los desafíos y oportunidades emergentes en el sector turístico. Se espera que la Ley 158-01 siga siendo una fuerza motriz para la transformación de regiones menos exploradas en auténticos tesoros turísticos. El enfoque estratégico en la sostenibilidad, la participación comunitaria y la colaboración público-privada deben ser un componente integral de las futuras regulaciones para garantizar el crecimiento equitativo y sostenible del turismo en la República Dominicana.
En este viaje hacia el desarrollo turístico, es imprescindible mantener el impulso positivo y la adaptabilidad de las normativas para preservar la riqueza del país y compartir sus joyas escondidas con nuestra gente y el mundo.
Publicado en la Revista Nirvana. Año 3. Edición 7 -2024.